Editorial.

El paro indefinido que se adelanta por estos días es muy confuso, creería yo, que lo es para la mayoría de las personas, porque hay muchos factores que han surgido en el desarrollo de los hechos que se han venido presentando en el país, pero algo claro si está quedando y es que los jóvenes están siendo protagonistas y se han destacado en el marco de los acontecimientos.

Pero claro que es positivo que los jóvenes tomen la iniciativa de querer cambiar el rumbo del país, así como ocurrió con la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, cuando fueron los jóvenes, los universitarios que impusieron la séptima papeleta y se dio ese gran evento que trajo nuestra actual constitución.

Pero no recuerdo que ese acontecimiento haya sido producto de la violencia sino de las movilizaciones con contundencia y fuerza, convencidos que el país necesitaba un nuevo giro y que se crearan nuevas instituciones y nuevos derechos como la acción de tutela de la que hoy goza nuestra democracia y que se consolida como una de las cosas buenas que tiene el país.

Antes de entrar al análisis en detalle de esta situación, si es bueno recordar lo que nos dice la Palabra de Dios en Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Comparando los dos momentos, los jóvenes de ese entonces con los jóvenes de hoy, la diferencia los marca la educación en valores y principios que recibieron en la casa de la mano de los padres, de la escuela y de la iglesia, porque todas son instancias que aportan en la formación del individuo. Por supuesto que no se puede generalizar pero sí la gran mayoría tienen ese faltante o sino que lo digan los maestros que han visto su evolución.

Como ciudadano tengo que decir que cuando yo estudié mi bachillerato hacia 1986, se contaban en los dedos de la mano los compañeros que fumaban marihuana, los  embarazos adolescentes; y si había peleas, era a los puños muy eventualmente. Todo lo contrario a lo que viene ocurriendo en los últimos 15 años, cuando los medios dan cuenta sobre el aumento descomunal de las estadísticas en estos ítems. Incluso se puso de moda que se presentaran batallas campales entre los estudiantes de un colegio contra los de otra institución con armas contundentes, armas blancas y armas de fuego, además de la comercialización y consumo de drogas.

Lamentablemente el anterior panorama es producto, entre otras cosas, que muchos padres olvidaron la responsabilidad que el Creador encomendó en sus manos en el sentido de enseñar su Palabra como lo establece Deuteronomio 6:6-7 “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

Así que esta generación que se autodenominó como “la generación que nació sin miedo” es la que está liderando las movilizaciones de hoy. Pero también hay que decir que al ambiente violento que han tenido estas jornadas, también han aportado los delincuentes que aprovechan para robar, y saquear. Asimismo y según informes de inteligencia, participan milicianos de las guerrillas, células urbanas, antisociales que estarían recibiendo 70 mil pesos para protagonizar destrucción, actores interesados en desestabilizar al gobierno, protagonistas políticos que le apuestan a un escenario en estas condiciones por considerar que les da resultado en las urnas y los espontáneos avivatos que bloquean una calle para exigir dinero para el paso de personas y vehículos, contrariando lo que dicen las Sagradas Escrituras en 1 Corintios 14:40 “pero hágase todo decentemente y con orden”.

Así que todo este caos que se apoderó del país en los últimos días nos va a salir muy caro por los estragos que están causando los bloqueos al punto que no sólo hay desabastecimiento de alimentos y encarecimiento de los mismos, no se puede trabajar, abrir un negocio, se están perdiendo contratos, empleos, cierre de empresas, industrias y producción en general; sino que no está llegando la medicina, oxígeno e insumos para atender a las personas que están graves en los hospitales. No más bloqueos ni vandalismos, no más autodestrucción. 

El paro indefinido que se adelanta por estos días es muy confuso, creería yo, que lo es para la mayoría de las personas, porque hay muchos factores que han surgido en el desarrollo de los hechos que se han venido presentando en el país, pero algo claro si está quedando y es que los jóvenes están siendo protagonistas y se han destacado en el marco de los acontecimientos.

Pero claro que es positivo que los jóvenes tomen la iniciativa de querer cambiar el rumbo del país, así como ocurrió con la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, cuando fueron los jóvenes, los universitarios que impusieron la séptima papeleta y se dio ese gran evento que trajo nuestra actual constitución.

Pero no recuerdo que ese acontecimiento haya sido producto de la violencia sino de las movilizaciones con contundencia y fuerza, convencidos que el país necesitaba un nuevo giro y que se crearan nuevas instituciones y nuevos derechos como la acción de tutela de la que hoy goza nuestra democracia y que se consolida como una de las cosas buenas que tiene el país.

Antes de entrar al análisis en detalle de esta situación, si es bueno recordar lo que nos dice la Palabra de Dios en Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Comparando los dos momentos, los jóvenes de ese entonces con los jóvenes de hoy, la diferencia los marca la educación en valores y principios que recibieron en la casa de la mano de los padres, de la escuela y de la iglesia, porque todas son instancias que aportan en la formación del individuo. Por supuesto que no se puede generalizar pero sí la gran mayoría tienen ese faltante o sino que lo digan los maestros que han visto su evolución.

Como ciudadano tengo que decir que cuando yo estudié mi bachillerato hacia 1986, se contaban en los dedos de la mano los compañeros que fumaban marihuana, los  embarazos adolescentes; y si había peleas, era a los puños muy eventualmente. Todo lo contrario a lo que viene ocurriendo en los últimos 15 años, cuando los medios dan cuenta sobre el aumento descomunal de las estadísticas en estos ítems. Incluso se puso de moda que se presentaran batallas campales entre los estudiantes de un colegio contra los de otra institución con armas contundentes, armas blancas y armas de fuego, además de la comercialización y consumo de drogas.

Lamentablemente el anterior panorama es producto, entre otras cosas, que muchos padres olvidaron la responsabilidad que el Creador encomendó en sus manos en el sentido de enseñar su Palabra como lo establece Deuteronomio 6:6-7 “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

Así que esta generación que se autodenominó como “la generación que nació sin miedo” es la que está liderando las movilizaciones de hoy. Pero también hay que decir que al ambiente violento que han tenido estas jornadas, también han aportado los delincuentes que aprovechan para robar, y saquear. Asimismo y según informes de inteligencia, participan milicianos de las guerrillas, células urbanas, antisociales que estarían recibiendo 70 mil pesos para protagonizar destrucción, actores interesados en desestabilizar al gobierno, protagonistas políticos que le apuestan a un escenario en estas condiciones por considerar que les da resultado en las urnas y los espontáneos avivatos que bloquean una calle para exigir dinero para el paso de personas y vehículos, contrariando lo que dicen las Sagradas Escrituras en 1 Corintios 14:40 “pero hágase todo decentemente y con orden”.

Así que todo este caos que se apoderó del país en los últimos días nos va a salir muy caro por los estragos que están causando los bloqueos al punto que no sólo hay desabastecimiento de alimentos y encarecimiento de los mismos, no se puede trabajar, abrir un negocio, se están perdiendo contratos, empleos, cierre de empresas, industrias y producción en general; sino que no está llegando la medicina, oxígeno e insumos para atender a las personas que están graves en los hospitales. No más bloqueos ni vandalismos, no más autodestrucción. 

Por: John Didier Rodríguez Marín

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