El Paro Nacional tuvo consecuencias devastadoras para Colombia. Lo que comenzó como un reclamo legítimo de miles de jóvenes y organizaciones terminó en violencia, desmanes y muerte gracias a actores políticos como Petro, Jorge Iván Ospina y sindicatos politizados como Fecode, que le apostaron a destruir la institucionalidad, tirando la piedra y escondiendo la mano.
Y hoy esa mano, quiere pasar de agache sobre todo el mal que apadrinaron, es importante recordar; los más de 45 muertos, cientos de desaparecidos, 1108 personas heridas y el aumento masivo del número de contagiados y muertos por el COVID. Las cifras no mienten: desde que comenzó el Paro Nacional el promedio de muertes diarias aumentó en 160 víctimas. Calculados día a día se presentaron 4.550 nuevas muertes por encima del promedio antes del paro. ¿Quién responde por estas muertes? ¿Quién responde porque en las últimas dos semanas se haya llegado al 100 % de ocupación de UCIs?
En materia económica las pérdidas por los bloqueos llegan a diez billones de pesos (es decir, el costo de una reforma tributaria), 3.190 bloqueos en 26 departamentos y 241 municipios del país, afectación de 28 peajes, 236 estaciones de transporte público, 1.201 vehículos de transporte público, 438 establecimientos comerciales privados y 151 infraestructuras gubernamentales.
A nivel social los daños son casi irreparables. Las frases comúnmente repetidas por los políticos que apoyan los bloqueos nos demuestran que nuestro país ya no solo está polarizado sino desgarrado. Frases como “los que marchan no tienen nada que perder”, “mejor que los maten en una marcha a que mueran de hambre”, “este país es una dictadura”, son frecuentemente expresadas en los bloqueos por “senadores” como Gustavo Bolívar.
Lo más insólito de todo es la actitud del Alcalde de Cali que dice que “Bloquear es un derecho precioso” mientras aplaude cómo se destruye y se desangra su ciudad y nos muestra qué pasaría si Petro es Presidente de Colombia: mientras la ciudad se incendia, el narcotráfico se toma la ciudad y las disidencias y los neoparamilitares acorralan a los ciudadanos, su actitud es de salir a marchar como un indignado más. ¿Contra quién protesta? ¿Contra él mismo? ¿Contra un alcalde que no ha sabido dar oportunidades a sus jóvenes? ¿Contra el responsable de la seguridad de una ciudad asolada por la violencia? ¿Contra un alcalde al que le quedó grande la ciudad? Un doble discurso que manejan muy bien, pues hace parte de su conocida estrategia de todas las formas de lucha
A quien esto le parezca absurdo solamente debe consultar lo que sucedió en las dictaduras de izquierda y de derecha en el mundo. Cuando Lenin, Hitler, Fidel Castro, Franco y Chávez llegaron al poder siguieron apoyando sus grupos de simpatizantes en la oscuridad. Algunos dicen que si la extrema izquierda llega al poder se acabarán los bloqueos y la violencia, todo lo contrario, simplemente se expandirán y en ese momento como ahora simplemente tirarán la piedra y esconderán la mano.
Por: Luis Felipe Henao